Vista panorámica de Cisco Jiménez; lo marginal reciclado.

Cisco Jimenez

Elizabeth Delgado Nazario

Cisco Jiménez“Vista Panorámica”

Con la foto de una barranca en la que año con año aparecen casas construidas precariamente, cada vez con menos recursos que las de años anteriores, Cisco Jiménez hace referencia a los veinte años de su carrera artística. La retrospectiva Vista Panorámica 1989-2009, se presenta como una bitácora de lo acontecido en dos décadas, tanto en el plano personal como en el social. El cartel de la exposición nos muestra  esta visión caleidoscópica de Cisco en Cuernavaca, la ciudad conocida en México como el paraíso del turista de fin de semana. 

Como  la vida, el arte funciona a través de  fragmentos que se dispersan, pero también reconstruyen. En esa misma reunión de momentos,  los visitantes locales de la exposición  recuerdan y aportan a la construcción fragmentaria de la obra y de su sociedad.

Artistas, profesores, activistas, alumnos, o simplemente amigos, recuerdan los pasos de  aquel muchacho que se llamaba Francisco Jiménez. Si se grabaran los comentarios de cada visitante, podríamos armar otro retrato panorámico: el de Cisco, el artista reconocido hoy en el mundo del arte por su visión irónica de la marginalidad.

Parece que toda la gente de Cuernavaca conoce a Jiménez, aunque nadie lo reconozca. Con sus veinte años de trayectoria ha consolidado sus temas, ha ampliado su vocabulario barroco, se ha reinventado y se ha citado a sí mismo. A pesar de los cambios, podemos identificar la ironía de sus textos, la misoginia en sus dibujos, su revelación de lo absurdo de la política, y su regusto por las formas orgánicas.

Los visitantes del Museo Jardín Borda tenemos un momento de encuentro con Cisco. Algunos recuerdan veinte años atrás, cuando recién comenzaba a buscar lugar para exponer. Después comentan su salida al extranjero. Otros lo conocen por su labor activista, por las manifestaciones callejeras, convocadas a través de correos electrónicos que riman con su obra. Algunos comparten con él amigos en común, artistas que conocen bien el miedo y medio cultural de Cuernavaca, una ciudad que inspiró a Malcom Lowry hace 60 años y a Diego Rivera hace ocho décadas.

Cisco jimenezSandalias.

Parece que toda la gente de Cuernavaca conoce a Jiménez, aunque nadie lo reconozca. Con sus veinte años de trayectoria ha consolidado sus temas, ha ampliado su vocabulario barroco, se ha reinventado y se ha citado a sí mismo. A pesar de los cambios, podemos identificar la ironía de sus textos, la misoginia en sus dibujos, su revelación de lo absurdo de la política, y su regusto por las formas orgánicas.

Los visitantes del Museo Jardín Borda tenemos un momento de encuentro con Cisco. Algunos recuerdan veinte años atrás, cuando recién comenzaba a buscar lugar para exponer. Después comentan su salida al extranjero. Otros lo conocen por su labor activista, por las manifestaciones callejeras, convocadas a través de correos electrónicos que riman con su obra. Algunos comparten con él amigos en común, artistas que conocen bien el miedo y medio cultural de Cuernavaca, una ciudad que inspiró a Malcom Lowry hace 60 años y a Diego Rivera hace ocho décadas.

Unos pocos, como yo, han realizado tesis de maestría de Historia del Arte sobre Jiménez. En mi caso  un fragmento de mi tesis recibió el Premio Nacional para Crítica de Artes Plásticas Luis Cardoza y Aragón 2005. Ahora no podría decir de cuál título debo estar más satisfecha, si de maestra o de premiada;  tal vez lo que me satisfizo fue el encuentro con Cisco.

De amigos se llegan a amigos. Una vez vi un cuadro de Cisco, y buscando un objeto de estudio pensé acercarme a su obra a través de la interrogante relación imagen y palabra. ¿Por qué empleaba en sus obras palabras como “pendejada”, “chingada”, “cabrona”?, ¿cómo integraba al arte esos términos, bajo cuáles propósitos? Como estudiante de arte, no tenía ni idea del porqué de estas palabras consideradas vulgares. ¿Cómo estas imágenes grotescas alcanzaban a colocarse en museos? Así, con el pretexto de aclararme esto, decidí estudiar su obra. Al principio eludí entrevistarlo, es más ni quería verlo, pues pensaba que cualquier aclaración de su parte me impediría realizar un análisis objetivo.

Sin embargo, un día por casualidad nos encontramos en el restaurante Los Arcos, en Cuernavaca, donde yo y mi pareja Philippe Roland tomábamos un café (o tal vez otra bebida). Ellos dos, antiguos conocidos, empezaron a hablar de mis intenciones. Philippe le contó mi interés para estudiar su obra, a lo cual Cisco reaccionó con su muy conocida cara de sorpresa. Inmediatamente se mostró dispuesto a prestarme sus archivos, tanto gráficos como periodísticos. Con estos documentos empecé a hilvanar lo que después sería el ensayo ganador del premio Luis Cardoza 2005: La mirada contemporánea en la obra plástica del artista mexicano Cisco Jiménez.

Cisco jimenezVista Panorámica, sala de exposición en el Jardín Borda en
Cuernavaca, Morelos.

Si se pudiera comparar la provincia de Cuernavaca-Morelos con algún monumento internacional, obviamente no sería la torre Eiffel, o la de Pisa; más bien sería el Atomium, en Bruselas, Bélgica, por varias razones. En primera porque no hay un centro cultural; si acaso hay varios núcleos culturales, pero todos están distanciados por una u otra razón o ideología. Cada centro es movido por la fuerza centrípeta, cada uno se repele, ninguno se encuentra. El trabajo de los artistas plásticos, escritores, poetas, arquitectos y músicos morelenses, generalmente se reproduce y proyecta hacia el extranjero. Dicen que nadie es profeta en su tierra, quizá ese dicho se arraigó en Morelos. Los artistas oriundos de Cuernavaca son más conocidos en Alemania, Suiza o Francia que en Morelos o México.

Cisco JimenezComo muchos artistas de su generación, Cisco inició su carrera artística en 1989 exponiendo sus dibujos y caricaturas en La Estación, una pequeña galería de artistas, propiedad de Anastasio Acevedo, ubicada cerca de la estación de autobuses foráneos.  Como pocos, su carrera se disparó en cuestión de unos años igualando y superando el éxito de otros artistas que lo precedieron en Cuernavaca . Entre los artistas que residieron  en esa ciudad se cuentan: a los muralistas David Alfaro Siqueiros y Vlady Kibalchich, el expresionista abstracto catalán Ramón Prats y  el polifacético artista cherokee Jimmie Durham.

La amistad de Cisco con Durham lo llevó a exponer en la galería Mieke Martens, propiedad de una mujer holandesa interesada en promover el arte en Cuernavaca. Aunque este lugar no vendía las obras, sí fue un espacio donde se establecieron relaciones. Ahí Cisco conoció a la galerista Carla Stelweg que le propuso exponer en Manhattan a principios de los noventa; esa sería la primera de  una larga  serie de exposiciones en el extranjero, que lo han dado a conocer en países de Latinoamérica como Brasil, Perú, y en  España, Italia o Nueva York, Montreal y tantas otras capitales.

Lamentablemente. el poco reconocimiento  en el lugar donde se nace alcanza incluso el medio académico. Cuando yo estaba por elegir la pintura de Cisco Jiménez como tema de mi tesis, en la universidad en la que yo estudiaba se me preguntó cómo era posible elegir a “ese muchacho” para estudiar su obra. Haciendo caso omiso a todo precepto y prejuicio académicos continué la investigación, relacionando la obra de Cisco con autores que, como él, fueron outsiders del sistema para luego convertirse en íconos de la cultura moderna tardía, como Jean Michel  Basquiat y Keith Harina, con quienes comparte el gusto por el dibujo caricaturesco.

Empeñada en desentrañar la estrategia de estos “marginados del sistema” me dediqué a estudiar  las figuras retóricas empleadas en sus pinturas: la acumulación, la paradoja, la ironía, la sinécdoque, la elipsis; había que darle a la obra el peso específico que tenía en relación con  la teoría y la historia del arte. Yo pensaba que a pesar de que la obra de Cisco había sido reconocida por el mercado del arte había que darle un sustento teórico a través del estudio, lo que tal vez serviría para posicionarlo y entenderlo mejor. Mi sorpresa fue que en noviembre del 2005, cuando acudí a la entrega del premio en la ciudad de Monterrey, por el trabajo realizado sobre la obra de Jiménez, el público y los directivos del centro cultural donde se llevó a cabo la ceremonia de premiación conocían la obra del pintor de Cuernavaca, pues había expuesto recientemente en aquella ciudad con muy buena acogida.

Cisco JimenezRegresé a Cuernavaca entusiasmada para seguir con el estudio de su obra; esta vez con la intención de presentarla como tema de investigación en la maestría. Por suerte mis problemas personales y  académicos se terminaron cuando uno de los jurados del  Premio Luis Cardoza 2005 aceptó ser mi tutor de tesis. El maestro Xavier Moyssén me aconsejó entrevistar a Cisco; teniendo la oportunidad y suerte de tenerlo cerca resultaba caprichoso  de mi parte el dejar su voz fuera, solamente por el temor que me deshiciera la teoría ya elaborada.

Así comenzó la primera charla con el artista  en un café del centro de la ciudad. Posteriormente, vino la entrevista en el flamante museo Muros, donde se presentaba la colección de arte moderno del siglo XX de Jacques y Natasha Gelman y la colección de obra  contemporánea en la que figuraba la obra de Cisco Jiménez, por vez primera en su ciudad natal. Paradójicamente, Cisco  y un nutrido grupo de artistas  había protestado contra la construcción de dicho museo, ubicado en un antiguo predio que era propiedad pública y que fue entregado por el gobierno a una empresa que destruyó el antiguo Casino de la Selva para levantar en él que era un hermoso jardín un centro comercial.

La decisión de levantar un museo de arte en lo que fuera uno de los pocos recintos que conservaba murales de la década del periodo 1930-50 -de ahí el nombre de la institución: Muros fue resultado de una concesión que hizo la empresa Costco para subsanar las críticas de artistas y de la población, que demandaban que el predio fuera dedicado a una institución cultural. En el ala contemporánea del museo se exponía de manera permanente el mural Códice Chafamex, de Cisco Jiménez. Hoy por hoy,  el museo de arte ha dejado de existir  para convertirse en una sala de entretenimiento para niños, llamada el Papalote morelense. Las obras de arte cedieron su lugar a los juegos inflables, llantas, columpios, juegos de música y otras diversiones.

La entrevista quedó registrada en el capítulo tres de mi trabajo de maestría: “El Códice Chafamex y la relación imagen y texto”. El título de la tesis es: Lenguaje gráfico y lenguaje escrito. Las palabras en la pintura de Cisco Jiménez. El Códice Chafamex guarda analogías con esta exposición retrospectiva 1989-2009, precisamente por su labor recuperadora. La última palabra podría definir al mismo Cisco: recupera, recicla, compila ideas y objetos.

La retrospectiva Vista Panorámica, realizada en el único museo público de arte, de Cisco Jiménez puede verse como un gran relieve barroco, un tableau vivant,  que alberga a toda la cotidianeidad de las dos últimas décadas.  Se trata de una suma arqueológica que rescata todo lo que ha visto el artista, pero también es una genealogía que nos muestra de dónde venimos y también a dónde vamos. Con la recolección de imágenes de Jiménez y de Alberto Gironella (1929-1999), el gran artista moderno mexicano  enamorado también del Barroco, podemos pasar de unas décadas a otras en el arte y sociedad mexicana. En los collages y cajas de  Gironella encontramos las botellas de mezcal, tequila y anís, corcholatas, cajetillas de cigarros. En Jiménez tenemos una escultura remachada con taparroscas de refresco. En  Gironella encontramos citas y glosas de autores como Malcom Lowry, del libro Bajo el Volcán, y Octavio Paz; en Cisco encontramos también citas del libro  de Paz, El laberinto de la soledad y de la película La virgen de los Sicarios (2000), de  Barbet Schroeder. 

Cisco Jimemez Cisco jimenez

El tema de los refrescos de soda como objeto  estético y de consumo abunda en la obra de Jiménez, por ser un hábito que reúne basura y visualidad. La empresa Coca-Cola ha diseñado su propia colección de objetos, desde vasos hasta sillas Cala-Loca. En Navidad inundan la ciudad con los arbolitos, casas o esferas de plástico, que se suma a esa basura “estéticamente” presentada, que domina las ciudades de todo el mundo. 

Cisco JimenezEl consumismo visual se refleja en el arte contemporáneo. Pero en este momento, cuando el mercado del arte está “patas arriba”, según la opinión de Jiménez, el mismo consumismo funcionará como una coladera. Los artistas interesados solamente en vender van a dejar paso a otros con nuevas propuestas, más persistentes.

Sin embargo, Cisco conoce ya este terreno. Para él un artista tiene que  negociar entre “hacer algo que le interese a la sociedad contemporánea, que participe en el juego del consumo y algo que aspire a permanecer, algo con un contenido trascendente. Si no te pasaría lo que sucedió al escultor británico asentado en Cuernavaca durante más de 30 años, John Spencer, quien hizo un arte muy personal, íntimo, de carácter religioso, pero que estaba desconectado de todo el contexto local, y se quedó en una posición marginal”.

En la retrospectiva Vista Panorámica se percibe la propuesta de Cisco, tal como me lo transmitió en la entrevista realizada el 12 de septiembre de 2009: “Hacer algo que le salga en vida y pueda trascender, después de pasada la vida del artista”.

Cisco JimenezEl Olmeca intergaláctico es una figura del pasado con varios discursos. Es un muñeco guerrero, de esos personajes bélicos  que se venden en cualquier juguetería, y que resume la violencia en la infancia o infancia violenta. Ahora, justo cuando México se ha convertido en el segundo país más violento del mundo, se ha decidido prohibir los juguetes bélicos, pero proliferan otros tipos de violencia. Por otra parte, el indígena olmeca dispuesto para la guerra es resultado de una lectura de nuestro pasado, las armas de fuego fueron introducidas por el conquistador,  y de nuestro presente, cuando los asesinatos colectivos y la tortura indiscriminada, resultan cada vez más frecuentes. Este Olmeca contemporáneo resulta más violento y prepotente que sus contrapartes europeas o norteamericanas. Su presencia refleja la situación de los pueblos de África, Latinoamérica o Asia, donde a pesar del hambre y otras privaciones, abundan las armas más costosas y sofisticadas del momento, para beneficio de los países productores y exportadores de armamento. Este pequeño personaje parece sentirse seguro, armado de pistolas y misiles, aunque su fragilidad de madera denote lo contrario.

Vista panorámica destaca por la gran cantidad de “armas” presentes  en el panorama actual en diversas regiones del mundo. Justamente por estos días, inicios de septiembre 2009, se presentó en Londres la más completa exposición de instrumentos y herramientas bélicas, un referente de las preocupaciones artísticas  Cisco,  los  presagios que encierran sus obras y los sucesos en los que se inspiran. Aún en el caso de una violencia particular como la que denota la  pieza Machu picchu killer,  podemos ver que el fenómeno de la violencia se repite de una u otra manera con otros  pueblos. Sobre todos los países subdesarrollados pende la Espada de Damocles, ya sea  debido a su petróleo, su agua y la escasez de alimentos. Hay mil formas de disparar sobre la gente en este momento. La situación geopolítica  pareciera ser un simple juego, en el que los grandes entes e intereses del mundo capitalista ven al mundo como botín y juegan con él como piezas de ajedrez sobre un tablero.

Dibujante y caricaturista desde sus mocedades, Cisco ilustra, registra, narra, señala lo que pasa en su localidad o afuera en el mundo, reproduciendo metafóricamente lo que acontece dentro de sus pinturas. Como artista visionario que es, Jiménez crea obras que se adelantan a contar algo que va a suceder o incluso sucede ante nuestra vista, pero  que nadie parece destacar. 

Cisco JimenezLa situación de la mujer es retratada en la obra de Cisco tan grotescamente como lo es en realidad. Podemos afirmar que las mujeres tenemos muchos privilegios ahora: podemos estudiar, viajar; en México, si no tenemos “esposos árabes”, hasta podemos usar minifaldas, bikinis. Pero cuando rascamos un poquito, y no mucho,  lo que realmente le acontece al género femenino en Latinoamérica no está tan lejos de las imágenes que aparecen en la obra de Cisco Jiménez.

Recuerdo una pintura, no expuesta en esta retrospectiva, que resulta clave para hablar de este tema. La mujer como ama de casa, representada en el cuadro  Blancanieves, nos muestra qué pasó con la doncella después del final del cuento. Existe una marca de detergente para ropa con ese nombre, en el que aparece una efigie de una mujer que friega la ropa en posición totalmente sumisa. Blancanieves sigue barriendo, atendiendo a siete enanos, que ahora son sus hijos; el príncipe tal vez anda perdido en una cantina, con otras Cenicientas. Esto puede ser una ficción, pero en muchos hogares es una realidad.

La Casa Tumorosa de la exposición recuerda el cuento Casa tomada de Julio Cortázar, y puede representar las dificultades familiares, o el mismo problema de construcción de edificios en México. Las casas se reproducen igual que las milpas. Ya no hay campo, hay miles terrenos de cultivo que han sido tragados por la ciudad para convertirse en terreno para nuevos condominios, a los cuales habrá que abastecer en agua y servicios. Familias producirán toneladas de desperdicios, los cuales no serán reciclados. Estos laberintos familiares serán casas unifamiliares que apenas contarán con un metro cuadrado por habitante. Pues si tienes treinta metros para meter tus muebles, ropas, y ustensilios, ni soñar con  sacar tus libros de las cajas, y menos en tener una mascota o un jardín. La casa tumorosa de Cisco parece una estructura nodal mucho más amplia y funcional que las casas que hoy levantan las inmobiliarias.

Cisco jimenezCasa Tumorosa.

“Esto no es una maceta”, dice Cisco, citando a Magritte, pero la mayor parte del público no sabe cómo interpretarlo. La Maceta enojada parece reivindicar el trabajo que implica ser una maceta mexicana en medio de  la avalancha de “importaciones chinas”. Cisco, el artífice de una nueva cultura globalizada del reciclaje, da un nuevo rostro al objeto de la cerámica de talavera poblana, redefiniendo su estética, hoy día considerada cursi. Renueva la técnica usada normalmente para hacer floreros, o tarritos decorativos, y propone acercar el diseño de los objetos de talavera a las necesidades de la sociedad contemporánea. No obstante, sus objetos producidos artesanalmente giran en torno a la situación social en que se encuentran los talleres familiares  de un barrio llamado Tres de Mayo, en Cuernavaca, lugar marginal conocido por la producción de este tipo de artefactos.

El objeto de uso cotidiano, los ready-made, ha sido tema frecuente en las obras de Cisco. Las esculturas populares normalmente usadas para cocinar, beber agua, plantar, la utilidad sencillamente doméstica ahora podrá investirse de otra función, algo similar a la plancha de acero con clavos de Man Ray, titulada Regalo. Tal vez con las obras producidas por Cisco se revitalice ante nuestra mirada la industria ceramista, en lo que respecta a la situación local. Con ello se espera también una mejora económica, tanto para los artesanos, como una renovación del del arte. La producción de Cisco Jiménez partirá de un panorama social en decadencia para descubrir una propuesta artística.  Como las casas construidas precariamente en la colina, lo que es marginal y periférico terminará convirtiéndose en una nuevo barrio residencial, producto del ingenio y la imaginación.

 

FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DEL ARTISTA

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Fecha de publicación: 12.10.2009