Santiago Rebolledo: La Puerta

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Santiago Espinosa de los Monteros

Santiago RebolledoLa Puerta. 2003.

La obra de Santiago Rebolledo es una de las referencias más abundantes sobre diferentes disciplinas expresivas utilizadas por un autor. Si bien es verdad que reiteradamente los creadores se enfrentan a temas similares abordándolos desde plataformas distintas, también es común que cuando existen esas alternancias entre un medio de producción y otro, los lenguajes son subyugados y condicionados por esa manera de hacer las cosas.

Santiago Rebolledo ha sabido conservar un lenguaje que más que distinguirle y hacer evidentes los trabajos de su autoría, son ya referencias de momentos muy puntuales de las artes visuales mexicanas de los últimos veinte años.

Importante artista gráfico, dibujante de tiempo completo, hacedor de arte objeto y ahora cajero converso, nos encontramos con una singular producción que ha dejado de lado algunas de las improntas dibujísticas que le caracterizaron en los últimos años y encontramos que su trabajo tiene una libertad adquirida a través de los años y de las muchas obras creadas.

Su tránsito por medios como el mimeógrafo, más adelante el libro objeto, su participación directa (y fundamental) en las acciones de los grupos de finales de los años setenta, su insistencia pertinaz a investigar siempre nuevos colores, tintas e incluso la búsqueda obsesiva de arena en diferentes partes de la República (su último viaje a Ciudad Juárez, Chihuahua, se convirtió en una pesadilla para las autoridades aduanales a las que hubo que explicarles que eso voluminoso y pesado que venía en el equipaje, era sólo arena del desierto de Samalayuca...), le hacen ser uno de los autores cuyo trabajo nos comenta de manera más directa las referencias visuales que le han alimentado.

Santiago RebolledoRamada. 2003.

En esta última etapa de su producción el trabajo bidimensional que está dentro de las cajas ha encontrado en ese recinto un espacio posible que le acompañará, como parte que es de la obra, por todas partes. Ahí están las referencias de culturas como la africana y la colombiana en la que se crió, la mexicana en la que vive desde hace más de veinte años y por supuesto algunas otras que de seguro le llegan por herencia genética y que con la misma intensidad y asumiendo que se trata de estéticas totalmente autónomas y con personalidades definidas, él las aplica obligando a quienes nos acercamos a su trabajo a desentrañar algunos de los lenguajes utilizados en esa red de referencias ineludibles.

En este contexto la obra de Rebolledo guarda relación entre sí, no sólo pieza a pieza sino época a época. Y a lo largo de su trayectoria y en un corpus de producción amplio, existen algunas piezas que indudablemente nos sorprenden ya sea por su factura, su virtuosismo, su estructura interior o por su arrojo. Este último es el caso de "La puerta" que da nombre a la exposición. Indudablemente estamos ante una de las piezas más arriesgadas de su última producción y que nos remite a trabajos muy primeros en los que se prestigiaba de manera preponderante el objeto hallado; la obra era aquello que tenía en sí mismo algunos elementos dignos de destacarse o de recibir una lectura.

Santiago Rebolledo construye en esta muestra una suerte de puente entre una de sus primeras etapas de producción y la une con lo más reciente de su trabajo. La puerta no es sólo hallazgo fortuito. Se trata de la referencia simbolizada que se convierte en el eje del resto de la exposición aunque las demás obras sean de muy distinta factura, materiales e incluso intención.

Acceder a La Puerta es llegar al resto de las piezas y es así como Rebolledo desea que se lea. Al margen de su personalísima intención, el objet trouvé adquiere aquí una relevancia mayúscula toda vez que la intervención sobre él ha sido mínima, casi imperceptible. No se trata de una instalación. No es tampoco uno de sus muy exaltados ensambles. Se trata de un objeto casi en su estado puro que al ser ubicado por el autor en un contexto distinto al que antes habitaba, no pierde aún su información esencial.

En las últimas horas de trabajo de Santiago Rebolledo ha vuelto la primera mirada de su larga trayectoria, aquella fresca y prestigiadora del objeto. No se trata de una actitud reiterativa en tanto que sí lo es una fiel, consistente con preocupaciones formales y estéticas que le han acompañado a lo largo de su itinerario, unas veces de manera claramente intensa y otras, como en esta muestra, de talante más depurado. Toca acceder, entrar y ver.

Santiago RebolledoTejidos africanos 8, 2003.
Santiago RebolledoTejidos africanos 6, 2003.
Santiago RebolledoLluvia de hojas 2, 2003.

 

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Fecha de publicación: 08.02.2004