Birth of a Star, 1995
Uno de los grandes aciertos de la artista japonesa Mariko Mori (1967), es su capacidad para dislocar nuestra percepción del tiempo enfatizando la imaginación sobre la realidad. Con claras influencias del mundo de la moda, el Manga y la animación por computadora, Mori crea mundos imaginarios que hacen chocar las tradiciones y mitologías orientales con la visión ultramoderna y cibernética de un mundo por completo tecnologizado.
Ataviada de vestuarios bizarros y maquillajes extremos, es capaz de transformarse en una niña, como en la serie de fotografías creadas digitalmente Birth of a Star ("Nacimiento de una Estrella", 1995) donde aparece como una quinceañera robotizada, vestida con una mini falda de tela escocesa pero de plástico, con unos botines a media pierna que se parecen mucho a los que usaba Astroboy(1) y unos inmensos audífonos en la cabeza que cubren parcialmente su pelo teñido de azul metálico. Esta pieza es una de tantas representaciones de sí misma, siempre portando atuendos extravagantes diseñados por ella misma, en las que aparece suspendida dentro de mundos fantásticos habitados por personajes como cyborgs, animales mitológicos, extraterrestres o sacerdotes budistas.
El tiempo y el espacio juegan un papel fundamental en su trabajo, utiliza imágenes de la realidad para transformarlas -hasta el extremo- en el espacio idealizado de esa aburrida y materializada idea del 'mundo perfecto' típicamente norteamericana. El choque de culturas es un tema constante y recurrente en su obra. Con paisajes exóticos como escenarios, imágenes creadas por computadora y performances cuidadosamente coreografiados, Mori evoca la necesidad de regresar a una experiencia espiritual que nos lleve más allá de la tecnología.
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Miko No Inori, 1996
La pieza que abre su más reciente exposición titulada Oneness en el Museo de Arte contemporáneo Groninger, en Holanda, es el video Miko no Inori (1996) vagamente traducido como Rezos de un Shaman, donde ella aparece vestida con un lustroso e inflado traje plateado de inmensas hombreras, el escenario es igualmente reluciente y ella, convertida en una especie de hada cibernética de ojos luminosos, centra toda su atención en una bola de cristal que manipula sensualmente entre las manos mientras se escucha una tonadilla que repite interminablemente una frase (para mi imposible de traducir pues está en japonés) en un rito casi tántrico. Filmado en la estación central del metro de Tokio los transeúntes pasan junto a ella, típicos pasajeros bien trajeados y caminando muy aprisa, y la observan sólo de reojo, pero admirándola como un ser casi angelical. Inspirada por el concepto budista de que todas las cosas en el universo están interconectadas, Mariko crea representaciones ficticias sorprendentemente reales, cercanas a la visión cinematográfica del Sci-Fi japonés de los años 60, recontextualizando el pasado y el futuro.
Pure Land, 1996-98
La serie de cuatro impresiones en vidrio de gran escala titulada Esoteric Cosmos, ("Cosmos Esotérico" 1996-98) son una muestra clara de su constante cuestionamiento sobre la identidad cultural. A pesar de haber abandonado Japón tempranamente para estudiar en Inglaterra y posteriormente residir en Nueva York, Mariko ha mantenido un contacto cercano con sus raíces culturales. Estudiosa del Sintoísmo y el Budismo Zen, sintetiza los dos mundos en visiones hiperrealistas. En una de las obras de esta serie subtitulada Pure Land, Mori aparece como una Diosa escoltada por pequeños extraterrestres cabezones y de orejas puntiagudas. Inspirada en la figura de la diosa Kitchtijoten de un templo en Nara en el norte de Japón, se sitúa a sí misma al centro de un paraje acuoso en un intento de representar el Mandala, término genérico utilizado, entre otros significados, para describir ese espacio que representa el cosmos, el universo metafísico, mostrado desde una perspectiva más cercana a lo irónico que a lo espiritual: "No estoy interesada en el uso de tradiciones ancestrales, más bien quiero lograr la conexión con la vida contemporánea, la vida a través de la tecnología que utilizamos hoy en día. En la superficie solo verás el uso del Hi-Tec, pero si uno observa un poco más, llegará a sentir esa génesis de la tradición cultural."(2)
Mirror of Water, 1996-98
Cada una de las obras de esta serie representan los cuatro elementos (Viento, Fuego, Agua y Tierra) que dentro de la teoría budista representan la secuencia universal de: Concepción, Práctica, Iluminación y finalmente el Nirvana. Con imágenes del desierto de Arizona, el Mar Muerto, el desierto de Gobi y una gruta de estalactitas en Francia, esta serie es una interpretación visual de la contradicción que genera la búsqueda espiritual en un mundo saturado de fantasías generadas por la televisión, el cine y la publicidad.
Kumano,1998.
Más que Performer Mori es una Transformer, utiliza su propio cuerpo para crear diferentes iconos meticulosamente elaborados y saturados de símbolos personales. Una de las piezas que me parecen mejor desarrolladas en términos simbólicos es Kumano (1998) que consta de una impresión en vidrio de gran escala y un video. Kumano es el nombre de un bosque cercano al centro religioso de Nara al que acuden cientos de visitantes que siguen la ruta sagrada para llegar al corazón de las cataratas de Nachi. La pieza evoca su propia experiencia: un viaje reveladoramente mágico y sagrado -como ella misma dijo- donde por más de doce horas caminó en busca de una respuesta espiritual. En la imagen, reconocemos la figura de Mariko como un espectro luminoso que se aparece en medio del bosque e invita al espectador a seguirla hacia las profundidades de lo sagrado.
Dentro de sus trabajos más recientes encontramos una serie de fotografías y registros documentales de monumentos megalíticos tomados en Japón y Europa. Estos inmensos e intrigantes templos circulares simbolizan para Mori el ciclo natural de la vida: Nacimiento, Muerte y Reencarnación. A partir de su experiencia en estos espacios, que ella considera sagrados, y siguiendo su incontrolable impulso de transformación matérica, la artista crea su propio templo en una instalación llamada Transcircle (2005), que consta de nueve "piedras" luminosas que forman un círculo y donde se transforma el espacio a través de la luz y el color. Operadas bajo un sistema computarizado, estas piedras plásticas se encienden y apagan de acuerdo a la velocidad de rotación de los planetas del sistema solar (habrá que tomar en cuenta que la pieza fue creada en 2005, justo un año antes de que se descartara a Plutón como planeta).
Transcircle, 2005.
La ciencia ha sido un enigma y a la vez una curiosidad para muchos artistas, en el caso de Mori es una presencia constante gracias a la influencia de su padre, por ello reconoce su importancia y ha realizado profundas investigaciones para la realización de algunas piezas. Una de sus obras más ambiciosas es Wave UFO (1999-2002), un objeto en forma de ojo-ovni-volador de tamaño espectacular donde conjunta la imaginería visual con una fantasía casi mística. Mori, con la ayuda del arquitecto Marco Della Torre quien supervisó la producción y la ingeniería de la pieza, crearon esta estructura metálica que tiene doce metros de largo y cinco de alto. Para acceder a la pieza hay que someterse a un previo aleccionamiento de lo que sucederá dentro: un viaje por el espacio mental a través de imágenes que se producen por las propias ondas emanadas por el cerebro de los participantes.
Con electrodos en la cabeza y unas pantuflitas el espectador, que esta vez se convierte en el 'creador' de las imágenes, deberá subir por la escalinata para entrar dentro de esa diminuta nave espacial y recostarse mirando hacia arriba. La clave de la obra está en la transcripción gráfica de las ondas cerebrales a través de un programa de computación que permite detectar el estado de ánimo en que uno se encuentra en ese momento y lo transforma en una imagen en movimiento que se proyecta en el techo. La experiencia de poder visualizar un sentimiento es verdaderamente extraña, creo que pocas veces tenemos la paciencia de permanecer durante 15 minutos en un estado de observación del ánimo y contar con la posibilidad de verificar lo que estamos sintiendo en ese momento, gracias a la gráfica que aparece bailando sobre nuestras cabezas. La segunda parte de la proyección, une la experiencia individual a la universal. Formas abstractas a todo color que lentamente se expanden en formaciones semejantes a células individuales y estructuras moleculares creando un mundo de ensueño primordial y etéreo.
Wave UFO, 1999-2002
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Wave UFO, 1999-2002 |
La estructura, aunque de diminutas proporciones japonesas, es suficientemente amplia como para alojar a tres personas, número que en sí mismo está lejos de ser accidental. Lo interesante es que uno puede ver no sólo su propia proyección sino la de los otros dos tripulantes. El objetivo es simple, lograr la conjunción de los tres espectros para formar una unidad. Para Mariko el mundo es un espacio saturado de interconexiones en el que todos los seres vivos tanto humanos como animales e incluso los extraterrestres están ligados a una misma fuente de energía vital.


El mundo fantástico de Mori es un espacio que parece ser el producto de la fantasía de un adolescente que aún cree en la posibilidad de luchar por una utopía. Sin embargo esta utopía ya no representa un motivo de conciencia social o lucha política, hoy es sólo un simulacro. Actualmente el juego de la simulación es una de las atracciones más poderosas para los jóvenes, la creación de mundos virtuales, reales pero inexistentes, se ha convertido en la única alternativa posible para cambiar el mundo. Sitios como secondlife.com donde virtualmente uno vive otra vida, (y donde es posible trabajar, socializar y hasta enamorarse) son un ejemplo claro de la necesidad de salirse del mundo para experimentarlo desde fuera. Según Richard Serra los lugares tienen la potencia para generar ideas, pero Mori le da la vuelta y crea no sólo espacios físicos, sino también imaginarios donde la vida cotidiana se desmantela a través de la fantasía, remueve la experiencia del vacío de una sociedad que ha olvidado sus orígenes y busca un reconocimiento de la necesidad de regresar a una búsqueda más espiritual que material.
Wave UFO, 1999-2002
(1) Serie animada de origen japonés, muy popular en los años 60 y actualmente existe un videojuego.
(2) Entrevista a Mariko Mori realizada por Kunié Sugiera y publicada en el JOURNAL OF CONTEMPORARY ART: http://www.jca-online.com/mori.html
Fotografías de Gabriela Galindo y José Manuel Springer |
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