Luz Ma. Sepúlveda
A partir de los años 90 ha habido en el campo de la producción
artística un evidente retorno a un sentido de univalencia;
me refiero a que hemos llegado al fin del pluralismo tan concurrido
en los 80. Esa univalencia se refiere al empleo de formas simples
y esenciales, que vuelven a anunciarse como paradigma: la sencillez
de la forma, el tema único dentro de la construcción
de pinturas, esculturas y edificios, la repetición de los
elementos compositivos y la integridad de planos y materiales, espacios
y luces, colores y matices, son quizás el camino más
acertado para recrear un ambiente propicio para el futuro individuo
en el mundo cibernético.
El artista posminimal reconoce que la unidad absoluta, tanto de idea como de ejecución de una obra de arte, no necesariamente significa el abandono de la indagación y la experimentación con nuevos estilos, formas, materiales, colores y texturas. Knut Pani (México D.F., 1956) se ha formado en la pintura y ha incursionado en la escultura a la vez que funda el Taller de Gráfica "El pez soluble". Su obra pictórica navega entre unas sutiles abstracciones sin olvidar el empleo de símbolos como referencia a una determinada situación cultural. Knut recurre a referencias históricas, homenajes y alusiones eróticas, todo ello con profunda plasticidad.
Para analizar una pieza escultórica -además de las pinturas y los numerosos dibujos y bocetos que sirven a Pani como maquetas para su obra tridimensional -, es necesario despojarse de las diferencias superficiales de las construcciones que en un principio dominarán nuestra visión, y por el contrario, intentar entablar un dialogo con el fondo de la obra, con los materiales empleados, con la edificación vertical u horizontal, su estructura geométrica u orgánica, las propuestas que de las piezas se desprenden, los conceptos que propone el artista y la complejidad de su contenido.
La abstracción, entendida como la sublimación
subjetiva que hace de la realidad una metáfora, se
concretiza en las esculturas de Pani. En sus obras, cada línea,
cada curva, relieve o ensamble se significan por sí
mismos; se combinan entre sí creando contrastes que
se complementan y armonizan en un tejido limpio y refinado.
La escala y el rigor formalista, la técnica de ejecución y el detalle en el trabajo son aspectos que Knut Pani toma con mucha delicadeza; en sus esculturas se entretejen formas geométricas con diversos motivos previamente elaborados en el plano esquematizado , que en conjunto se erigen como estandartes que entonan rítmicamente con el paisaje.
Las esculturas de Pani revelan un fuerte
impulso por dominar la abstracción reductiva y enriquecerla
con elementos de una imaginería orgánica que
tiene reminiscencias constitutivas de un árbol, una
montaña o un cactus. Ya sea en acero con hoja de oro,
en aleaciones o dejando el material virgen, las piezas de
Pani de construcción eminentemente abstracta, sostienen
una narrativa con referencias eclécticas en su figura
y fondo. Y el contenido va más allá de las meras
apariencias: Knut arma esculturas que también hablan
de pasiones personales, se dirigen a colectividades y se desenvuelven
en un campo universal.
Fotografías:
1. Knut Pani, Estela I, hierro oxidado, 81x53x4 cm., 2001,
2. Knut Pani, Dibujo II , técnica mixta/papel, 80x60 cm., 2001.
3. Emergencia, hierro oxidado, 114x72x16 cm., 2001.
4. Knut Pani, Dibujos IV y V , tecnica mixta/papel, 80x60 cm, 2000
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